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viernes, 11 de julio de 2008

El agua y el rendimiento cognitivo



El agua es uno de los nutrientes más importantes para la vida. Un ser humano puede vivir varios días sin alimentos, pero solo puede sobrevivir unos pocos días sin agua, 10 días más o menos. Pero si ademas hacemos deporte, aún hay que prestar más atención

Expertos dicen que "estar bien hidratados mejora el rendimiento cognitivo"

Varios expertos españoles en diferentes disciplinas sanitarias se han reunido en una jornada de la Tribuna del Agua de la Exposición Internacional de Zaragoza. La sesión profundizó en la importancia de la hidratación, en el bienestar y en el mantenimiento de la salud. Durante el encuentro se abordó el papel del agua como nutriente esencial en nuestro organismo y se mostró cómo una adecuada hidratación nos protege de la posibilidad de desarrollar patologías, mejora el rendimiento cognitivo y promueve la productividad física y mental.

Una situación de deshidratación conlleva un marcado descenso de la capacidad de rendimiento. Incluso en situaciones de deshidratación leve, habilidades cognitivas cómo la coordinación viso-motora, la atención o la memoria a corto plazo se ven afectadas de forma inmediata.


GRUPOS VULNERABLES.

La importancia de una correcta ingesta de agua, líquidos y bebidas, en especial de aquellas compuestas por agua, radica en que ésta es el principal componente de nuestro cuerpo.

Según los expertos reunidos en la Tribuna del Agua de la Expo, las necesidades de agua están en función de los diferentes momentos vitales y condiciones ambientales. En condiciones normales, la cantidad media de líquido correcta para un adulto se sitúa alrededor de 2,3 litros diarios, de los que las diferentes bebidas deben aportar al menos 1 litro al día. Los alimentos sólidos suponen otro litro, ya que en las frutas y verduras de un 70 por ciento a un 80 por ciento es agua.

Las personas mayores, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia y los bebés son los colectivos más vulnerables a sufrir deshidratación. Los ancianos, además de tener una menor cantidad de agua en el cuerpo, la sensación de sed es menor que en los jóvenes, lo que hace más difícil que satisfagan sus necesidades de líquido.

Además de ingerir líquidos y bebidas siempre que el anciano tenga sensación de sed, los expertos recomiendan beber cada dos o tres horas aún cuando no se tenga sensación de sed. Durante el embarazo, aumenta la necesidad de líquido para hacer frente al aumento de volumen sanguíneo, para mantener el líquido amniótico, para regular la temperatura corporal, para evitar las infecciones urinarias frecuentes en el embarazo y para ayudar a combatir la deshidratación que podría surgir por vómitos frecuentes. Dos tercios del peso ganado durante la gestación es agua.
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