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domingo, 28 de octubre de 2007

La Artrosis

1. ¿En qué consiste la artrosis?
La artrosis no es ni más ni menos que un desgaste de la articulación que, de hecho, se produce en todas las personas con el paso de los años. Manifestaciones propias de la artrosis pueden detectarse en el 50 % de los individuos mayores de 50 años. Sin embargo radiografías con signos de artrosis aparecen en muchas personas que no han tenido jamás síntoma alguno. Por otro lado algunas personas con dolores claramente relacionados con una artrosis tienen unas radiografías poco llamativas. Todo ello contribuye a que la artrosis se emplee a veces como cajón de sastre donde clasificar todos los dolores, por lo que hay que estar siempre atento a descartar otras afecciones distintas a la artrosis siempre que los síntomas sean poco demostrativos o se localicen en articulaciones poco afectadas normalmente por esta enfermedad.

2. ¿Cuáles son las articulaciones que se afectan más a menudo por la artrosis?
Las articulaciones más comúnmente afectadas por la artrosis son las rodillas, las caderas, la columna lumbar y cervical, algunas pequeñas articulaciones de las manos y la del dedo gordo del pie (que da lugar a los famosos juanetes).

3. ¿Cómo son los síntomas de la artrosis?
El síntoma principal de la artrosis es el dolor. Es un dolor mecánico, lo que quiere decir que aumenta con el ejercicio y desaparece con el reposo, aunque algunos enfermos manifiestan dolor incluso en reposo. Puede tener características definidas según la articulación afectada, por ejemplo el dolor de la artrosis de rodilla aumenta al subir y bajar escaleras. El dolor de la artrosis de cadera aumenta al empezar a caminar después de permanecer un rato sentado y luego va cediendo con el ejercicio.
Además del dolor pueden aparecer crujidos que son especialmente indicativos de artrosis en las rodillas, careciendo de valor diagnóstico cuando se presentan en otras articulaciones.
En alguna articulación pueden aparecer discretas deformaciones por culpa de la artrosis sin llegar nunca a las graves deformaciones de una enfermedad reumática mucho más seria que es la artritis reumatoide. Lo típico de la artrosis es la deformación de la articulación distal (la de la punta) de los dedos de las manos. Son lo que se llaman nódulos de Heberden, y la mayor parte de las veces aparecen sin ocasionar molestia alguna.

4. ¿Cómo hace el médico el diagnóstico de artrosis?
Antes de asegurar que un enfermo tiene artrosis se debe hacer una evaluación diagnóstica que aporte datos a favor de la artrosis, como una radiografía o unos síntomas característicos y, sobre todo que descarte la presencia de otras enfermedades reumáticas más serias como la artritis reumatoide, la espondiloartritis, o enfermedades óseas como la osteoporosis.
Una vez confirmado el diagnóstico es muy importante que el paciente entienda bien la naturaleza de la enfermedad, por lo que en este caso es nuevamente de gran interés la buena relación médico - enfermo y una buena educación sanitaria. Hay que desmitificar falsos temores (como que la artrosis es una enfermedad incurable, invalidante o deformante) y también falsas ilusiones como tratamientos regenerativos del cartílago o soluciones «milagrosas» como el magnesio o las famosas pulseras y demás artilugios.

5. Vamos pues con el tratamiento de la artrosis.

¿La artrosis es o no una enfermedad incurable?
La artrosis no se cura definitivamente lo que no significa que deba aplicársele el temible calificativo de «enfermedad incurable». No se cura definitivamente pero sí que se puede detener su evolución o incluso obtener mejorías significativas.
Para entender el tratamiento de la artrosis hemos de partir de la base de lo que es en realidad la artrosis. No se sabe con certeza qué es lo que ocasiona en última instancia esta enfermedad, pero sí se sabe que la artrosis aparece generalmente como consecuencia de un desequilibrio entre lo que se le pide a una articulación y lo que esa articulación puede dar. Por ejemplo unas rodillas sometidas a unos kilos de más en una persona obesa a la larga van a sufrir probablemente una artrosis. Una columna lumbar sometida a un sobreesfuerzo profesional en alguien que se pasa su vida cargando pesos sufrirá también una artrosis lumbar con mayor probabilidad que otra persona. Incluso algunos deportes pueden «forzar» de tal manera una articulación que a la larga pueda aparecer una artrosis de la misma (por ejemplo la artrosis de cadera o rodilla en futbolistas).
Por tanto, la primera medida ante una artrosis de la articulación que sea va a ser restaurar el equilibrio entre demanda y capacidad de la articulación para desarrollar lo que se pide.
Lo cierto es que nos encontramos con que, como en todas las enfermedades crónicas, lo más importante son los pequeños cambios que debe introducir el enfermo en sus hábitos de vida. Por ejemplo:
Combatir la obesidad. Es imprescindible reducir el sobrepeso en los enfermos de artrosis sobre todo cuando ésta se localice en articulaciones de carga como las rodillas, las caderas, la columna.
Reposo.- Muchas personas creen que es bueno caminar para la artrosis de rodillas, incluso evitan el ascensor siempre que pueden, convencidos de que así hacen algo más por su «reuma». Este es un concepto tan erróneo como extendido. La articulación afectada por un brote de artrosis lo que pide es reposo, y es lo que se le debe dar. En otro momento paradójicamente se recomienda el ejercicio físico pero no cualquier ejercicio.
Ejercicio físico. No es una contradicción recomendar reposo y ejercicio a la vez. El ejercicio programado y especialmente indicado para cada articulación concreta es muy beneficioso. Debe hacerse, sin embargo, en las fases en que el dolor remita y no forzarse nunca en épocas de dolor. Un deporte que va bien prácticamente para cualquier articulación afecta de artrosis es la natación.
Medicación.- Desgraciadamente no disponemos de ninguna medicación que haya demostrado su eficacia para regenerar el cartílago articular. Actualmente sin embargo parece que se ha abierto el camino hacia la investigación de fármacos que puedan actuar sobre el cartílago articular antes de que sea destruido por esta enfermedad. La aparición de la glucosamina, aunque tiene un efecto todavía no suficientemente establecido, supone un avance y seguramente en el futuro dispondremos de auténticos medicamentos curativos de la artrosis. Hoy por hoy sin embargo sólo podemos recurrir a los analgésicos y ocasionalmente a los antiinflamatorios para mejorar a estos pacientes.
Las terapias físicas. Existen por último unas terapias físicas (onda corta, láser) que actúan ejerciendo una acción antiinflamatoria localizada por lo que pueden ser un complemento terapéutico eficaz con la ventaja de carecer de efectos secundarios.

Fuente:http://www.radiosalut.com/guia/guiat12.htm

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